Efigie es una palabra rara. Se usa poco. Parece de empleo exclusivo de arqueólogos, historiadores del arte y personas afectadas y redichas. Pero eso no es excusa para
llamar efigie a una reliquia, ni siquiera si la reliquia es el brazo -dicen que incorrupto, pero las imágenes lo ponen en duda- de san Francisco Javier.
Una efigie es una representación icónica de alguien ilustre: un santo, una figura histórica, una autoridad local. Puede tener forma de dibujo, de pintura, de escultura o de relieve en la cara de una moneda. Puede ser de cuerpo completo o sólo de busto o cabeza. Eso es todo. No, un antebrazo no entra en esa definición.
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