Lo malo no es que el uso anglicista de
nominar ya haya recibido las bendiciones académicas y podamos decir con toda naturalidad que una película ha sido
nominada (en vez de
propuesta, o
seleccionada) para el premio X.
Lo alarmante, lo dramático, es que un repulsivo programa de televisión que rinde culto a la ordinariez y a la incultura haya acabado imponiendo el uso más específico de
nominar como "amenazar [a alguien] con ser expulsado de un lugar o destituido del puesto o cargo que ocupaba". Ya se oye en infinidad de situaciones como sinónimo de amonestación, de aviso, de tarjeta amarilla.
Como el jefe que dice al trabajador:
--Quedas nominado para la regulación de empleo.
¶